El Rincón del Aficionado: Tu ELO y tú
El que dice que no le importa miente. Nos endulza las victorias, nos amarga las derrotas, nos quita el sueño, nos deprime y nos alegra. Es la vara de medir entre ajedrecistas, si es alto causa respeto, admiración e incluso miedo, si es bajo provoca desprecio. Nunca tienes bastante, nunca es suficiente, perderlo es lo más temido y ganarlo lo más deseado. Es nuestro amado ELO.

En sus comienzos el sistema fue utilizado solo para medir jugadores de alto nivel pero poco a poco fue extendiéndose a todos los mortales y aquí llegó el principio de nuestra pesadilla. Porque el ELO hasta cierto punto nos condiciona, tanto que incluso hay casos de jugadores que limitan su juego o sus partidas para no perder ELO.

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El ELO joven. Es aquel que se les da a los menores de edad o los que han empezado a jugar al ajedrez. En estos casos el factor de variación de la puntación “K” es muy alto (suele ser 40) lo cual hace que el ELO pueda subir muy rápidamente. Caso alarmante de este tipo de ELO fue el de Parviz Gasimov que paso de 1949 a 2517 en tres meses.
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El ELO fosilizado. Se le atribuye a aquellos jugadores que tienen un ELO muy alto pero que o hace años que no juegan o juegan un par de partidas al año. Suelen ser una fuente de alegría para aquellos contra los que juegan ya que su nivel de juego suele estar por debajo de lo que indica su ELO.
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EL ELO menguante. Es el que causa más desesperación, por más que se esfuerce el que lo posee nunca consigue que aumente. Bien por una crisis de juego, bien por edad, la tendencia del ELO en estos jugadores siempre es bajista.
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EL ELO mentiroso. Es traicionero ya que no muestra la fuerza real. Los jugadores que lo poseen suelen ser una fuente de disgustos para aquellos contra los que se enfrentan.
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Tu ELO. Tu tesoro, el más preciado, el más importante, el más bonito y reluciente. Por poco que sea, no lo dejes escapar.
