
Rey y peón contra rey - La carrera
Sabemos ya que, al alcanzar la última fila del campo adversario, el simple peón adquiere el poder de metamorfosearse en cualquiera de las piezas de su bando, a excepción del rey. De modo que un simple peón que avanza y se aproxima a la fila mágica, es un arma de un extraordinario potencial: puede alterar de forma radical el curso de toda la partida.
Por lo general, el peón sólo adquiere posibilidades de coronar cuando se aproxima el final de la partida y la mayoría de las piezas pesadas han desaparecido del tablero; pero en ocasiones es posible crear la amenaza de promoción en el medio juego. Entonces puede verse a un bando jugar con dos damas, o bien con tres torres, caballos o al files. La promoción del peón es un elemento capaz por sí solo de decidir la partida. Un peón próximo a la casilla de coronación ofrece toda una serie de posibilidades tácticas y un amplio campo a la iniciativa del jugador que disfruta de esa ventaja.
Por eso es de la mayor importancia conocer desde buen principio las aplicaciones y las reglas más sencillas de esta facultad de la más modesta de las piezas que componen el ejército del tablero.
La carrera
Cuando la partida se acerca a su conclusión y un peón avanza hacia la casilla de promoción, el factor tiempo pasa a tener una importancia decisiva. Con frecuencia todo se reduce a una carrera entre el peón que avanza y el rey que trata de capturarlo, o entre dos peones que compiten por llegar a la meta antes que el adversario. Por ello la posición avanzada de un peón o la lejanía del rey contrario se convierten en elementos fundamentales de la posición. Un simple tiempo de más o de menos convierte a un peón en una baza de triunfo invencible, o lo relega al rango de un accesorio inútil.
Analicemos en primer lugar un ejemplo elemental.
Diagrama 1
Un simple golpe de vista permite apreciar que los peones avanzarán libremente porque ninguno de los dos reyes está en condiciones de detener al peón contrario. La posición está equilibrada en material, pero cualquiera que sea el bando al que corresponda jugar, la victoria será para las blancas.
¿Por qué? Porque su peón está más avanzado, y llegará antes a la última fila. Entonces podrá impedir la coronación de su homónimo negro. Veámoslo.
Es fácil apreciar que, si en la posición inicial (diagrama 1) les corresponde jugar a las negras, el resultado no varía:
Todo esto es muy sencillo. Pero veamos ahora la posición del diagrama 2.
Diagrama 2
El blanco cuenta con un peón de más. ¿Qué ocurre si intenta coronarlo por el simple procedimiento de avanzarlo?
En cambio, si en la anterior posición (diagrama 2) el rey negro estuviera en h8 en lugar de en g8, todo hubiera cambiado:
La conclusión que se debe extraer de estos ejemplos es la siguiente:
Cuando se aspira a coronar un peón, es necesario ante todo contar los tiempos para comprobar si el rey adversario llegará a detenerlo o no. Sólo así podrá saberse si basta con avanzarlo directamente, o es preciso apoyarlo con el propio rey.