
Una historia relacionada con el ajedrez
Esta madrugada estaba pensando en redactar una entrada para este blog. Me había visto forzado a dejar de escribir en él porque mi laptop se había dañado y pues, sigue igual, pero digamos que hay una chance de hacer algo ahora.
Sin embargo, como algo extraño, me dieron ganas de redactar una parte de la novela (o fanfic —como gusten llamarlo, pues a pesar de enviar la propuesta, no hubo respuesta—) sobre aquella personaje de la cual ya había escrito antes en un post en el club de Partidas Inmortales de Ajedrez.
Así pues, los dejo con el capítulo y disfrútenlo.
Registro de las heroínas — Sakura Mio.
Hace mucho tiempo supe sobre las extrañas tradiciones de la familia Asahi. Me parecían dudosas e irresponsables. Pero al conocer el contexto, no podía creer lo profundas que eran, o el significado que albergaban.
Luego comprendí que incluso Kirami era igual que Kiriha, su hermana menor. Le temía al mundo. Es más, tenía algo como un escudo contra el mundo exterior.
————Un tablero de ajedrez.
Quizás Kiriha tomó la decisión correcta. Quizás...
¿Capítulo 64?: El corazón de Kirami.
Parte 1: Asahi Kirami (Shoujo no Negai)
18 de agosto de 2019, habitación de Kirami.
Han pasado cuatro días desde que mi hermana, Kiriha, murió a manos de esos monstruos.
Mi madre ha optado por dejarme sola. Cree que de esa forma aceptaré el dolor de mejor manera. Pero la verdad, es que ella también quiere llorar a Kiriha, pero no quiere que la vea llorar.
De cualquier forma, esta habitación es como el castillo de una princesa de cuentos de hadas. Y yo soy como una de esas princesas. No puedo poner un pie fuera de esta habitación. Ahora, la enferma de autofobia, soy yo. Y el único lugar donde puedo estar sola es esta habitación, la que alguna vez compartí con Kiriha.
La Gran Batalla del Valor, como fue nombrada la masacre de hace cuatro días, dejó muchas heridas, no solo en mí, sino en todas las heroínas, sacerdotisas y sus familiares. No solo Kiriha se ha ido, sino que también Shio y Manchi. Sus hermanas mayores, al igual que yo, están devastadas. Sin mencionar que Imashi ha quedado cuadripléjica.
—¿Puedo entrar?
La voz angélical de Mio resonó en este castillo.
—Quédate allí. Por favor, quiero...
El llanto comenzó a salir de mis ojos y mi boca.
—recordar... sniff... sniff... esos diez minutos que Kiriha... podía... alejarse de mi.
Pero Mio entró en la habitación.
Vestía un kimono muy peculiar estampado en flores de cerezo. Era la primera vez que la veía vestida así. Es como si...
—Lo sabes bien, Kiriha no volverá.
Esa frase solo despertó el miedo. El terror. La fobia a estar sola.
"Kirami, tengo miedo, no me dejes sola"
Pero incluso así, los recuerdos no me dejan en paz. Cada cosa a mi alrededor, es uno de mis esfuerzos para que Kiriha superara la autofobia. Sin embargo... Kiriha ha muerto y yo heredé su fobia. Una fobia que solo me hace recordarla más y hace que este corazón herido duela sin parar.
—¡Tú no me entiendes! ¡Jamás tuviste a alguien aferrada a tus espaldas toda la vida! ¡Jamás criaste a tu hermana como a una hija! ¡Jamás sacrificaste tu todo por el bienestar de ese frágil ser! ¡Si hay alguien que quizás, solo quizás, pudiera entenderme, esa alguien sería Hina!
—Pero Hina también está muerta. Y no confundas. Hina tampoco podría entenderte. Ella sacrificó todo porque yo estuviera aquí, junto al que hoy es mi prometido. Ese sentimiento de amor no es igual al que tú sientes por Kiriha.
Este sentimiento es muy extraño. No sé. Solo conozco a alguien que puede hablar tan frío y a la vez, ser tan cálida. Hina.
—Vamos afuera. Por desgracia, el Gran Santuario no puede permitir que el número de heroínas baje de cuatro, así que...
Lo sé. Yo, la sacerdotisa Asahi Kirami, me volveré una heroína.
—De acuerdo. Pero no dejes sola. Permíteme ocultarme a tus espaldas y llevar este tablero de ajedrez.
—¡¿Lo que dijiste en el velorio era cierto?! ¡¿Realmente tienes...?!
—Sí. Tengo autofobia.
Mio me dio un abrazo. Dijo algo que me trajo más recuerdos...
—Todo va estar bien. No hay nada que temer...
"Todo va a estar bien, Kiriha. No hay nada que temer..."
Como si no quiesese nada más, las palabras que terminan esa frase, esa frase que solía calmar la autofobia de Kiriha, salieron de mi boca sin más.
—Tu hermana te protegerá a toda costa.
¡Kirihaaaaaaaaaaaaaaa! ¡¿Por qué?! ¡¿Por qué lo hiciste?!
Cuando tomé la caja del ajedrez portátil, una hoja sobresalió de la hendidura del tablero. Al sacarla, había una partida de ajedrez anotada en ella. En el reverso, estaba anotado el nombre de la primera de las heroínas que se nos fue.
Mita Sari.
—Mio. Vete.
—Si es por lo que acabo de decir...
—No, no es eso. Solo que, quiero abrir mi corazón y para ello, primero tengo que estar sola. A solas, con la llave de este corazón.
—¿De qué hablas?
—Vete. Luego te llamo para que vengas por mí. Si puedes, trae a Konami contigo.
—De acuerdo.
Monté el tablero de ajedrez que siempre uso para practicar táctica en las mañanas, uno como el que se usaría en los torneos a los cuales jamás pude asistir por la fobia de Kiriha. Entonces, como si estuviera levantado el texto en una ceremonia de registro, comencé a leer en voz alta la primera parte del hoja.
—Blancas: Mita Sari. Negras: Asahi Kirami. Apertura: C43, Defensa Petroff, Ataque Steinitz, Simétrica, Variante Central con 4... d5 5. Cxe5 Ad6 6. Enroques cortos.
Parte 2: Asahi Kirami (Hana Chiru Ame)