De Argentina a la historia: Miguel Najdorf.

De Argentina a la historia: Miguel Najdorf.

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Qué decir acerca de este gran personaje. ¿El hombre más afortunado que pudo haber concebido el ajedrez? Depende si crees o no esas cosas. Y es que no solo una Olimpíada de Ajedrez le salvó el pellejo al alejarlo de su país natal, sino que también debe ser el único ajedrecista que logró jugar contra unas probables siete generaciones de verdaderos genios: empezando por Capablanca y pasando por Aleksandr Alekhine, hasta Bobby Fischer, Kárpov y Kaspárov. Un privilegiado al que hoy homenajearemos con el más profundo cariño.

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Najdorf en 1973. Foto: Wikipedia.

Mojsze Mendel Najdorf nació un 15 de abril de 1910 en la ciudad de Varsovia, capital de Polonia. Creció en una época tumultuosa para su continente, y aún más para los judíos, origen que él poseía junto a toda su familia. Según afirma, conoció el ajedrez de casualidad, ya que le enseñó a jugar de muy pequeño (unos 9 años) el padre de un amigo suyo, miembro de la sinfónica de Varsovia. "Él se encontraba enfermo, en cama, y me preguntó: '¿tú sabes jugar al ajedrez?' Le dije que no. 'Ven, te voy a enseñar a mover las piezas''. Allí nacería una leyenda que, increíblemente, jamás podría ser campeón del mundo. 

Primera partida registrada de Miguel Najdorf contra Frenkel. Varsovia, 1926.

Durante su adolescencia, Najdorf cuenta que se encontró con varios obstáculos en lo que al ajedrez se refiere: uno de ellos, y quizás el más grande, fue su madre. Sí, así como lo leen. Solía quemarle sus tableros junto con las piezas porque afirmaba que el juego lo perjudicaba en sus estudios: 'Vas a jugar al ajedrez luego de que te recibas'. 

Los años '20 pasaron, y en 1936 llegaron las Olimpíadas de ajedrez en München, en el marco de una Alemania obnubilada por el régimen nazi. En aquellos juegos desarrollados en la capital bávara, Polonia consiguió la medalla de plata, un logro admirable y altamente dificultoso por los tiempos que corrían; individualmente, Najdorf obtendría nada más ni nada menos que la medalla de oro en su tablero. 

Última partida de Najdorf en las Olimpíadas de München.

Luego de una estadía de 3 años en Polonia, Najdorf viajaría en 1939 a Buenos Aires, Argentina, para disputar la VIII Olimpíada de ajedrez. En dicho evento, los alemanes se impusieron con medalla de oro consiguiendo 36 puntos, mientras que los polacos obtendrían el segundo puesto por apenas medio punto. En su tablero, Najdorf obtendría nuevamente la medalla de oro, al igual que otros notables ajedrecistas como José Raúl Capablanca. Lamentablemente no todo fue color de rosas para el polaco quien 10 días antes de que terminase el torneo, se enteró que su país había sido invadido por el ejército alemán. Allí se vio con la dura dicotomía de si volver a su tierra con su familia (arriesgándose a ser asesinado) o quedarse en la capital argentina, adoptando aquel como su nuevo hogar. "En Buenos Aires me encontré con un polaco que me dijo que conocía a mis padres allá. En ese momento le pregunté '¿Y cómo te va a ti en éste país? ¿Qué haces?' y me contesta 'ganándome el puchero'. Yo no sabía lo que era el puchero. Me explicó que era una mezcla de carne, verduras y otras cosas. Y en aquel momento, el puchero costaba 2 pesos, no como ahora que cuesta una fortuna... Como verá, nosotros los ajedrecistas razonamos, por lo que volviendo al hotel pienso '¿Cómo dijo? ¿Ganándome el puchero? En Polonia yo pregunto a un polaco que cómo le va y él me contesta que ganándose el pan. Y ellos me dicen ganándome el puchero... El criollo pretende ganar más que el pan. Es la idiosincrasia del saber. En éste país yo me quedo". 

Najdorf-Gromer durante las Olimpíadas de ajedrez en Buenos Aires. 

Durante los años '40, Najdorf comenzó destacarse en lo que pronto lo haría realmente famoso: las partidas simultáneas a ciegas. Así es, a ciegas. Y es que el ahora argentino tenía una memoria brillante, junto con una concentración inquebrantable. Si bien no se dedicó profesionalmente al ajedrez (era vendedor de pólizas de seguros), durante los 40 y 50 se consolidó como uno de los mejores jugadores del mundo. En 1943, en la ciudad de Rosario en Santa Fe, Argentina, Najdorf ofreció una exhibición de partidas simultáneas a ciegas frente a 40 tableros (36 victorias, 1 tablas y 3 derrotas), rompiendo así el récord existente de George Koltanowski. Como ningún representante internacional estaba allí para verificarlo, Miguel subió la apuesta: en 1947, en San Pablo, Brasil, Najdorf se enfrentó a 45 tableros y 83 participantes que eran sustituidos cuando quedaban exhaustos. Comenzó un 25 de enero a las 21hs finalizando al día siguiente, a las 19:40hs rompiendo oficialmente no solo el récord de Koltanowski, sino también el suyo (39 victorias, 4 tablas y 2 derrotas). ¿Se imaginan retener en la mente 1440 posiciones? Verdaderamente monstruoso

Alejándonos de las partidas a ciegas, Najdorf también tenía un talento monumental para las partidas simultáneas normales, llegando a disputar una exhibición contra 222 tableros en la ciudad de Bahía Blanca, en Buenos Aires, con 202 victorias, 12 tablas y 8 derrotas. En 1950, año en el que finalizó 5to en el torneo de candidatos (enfrentándose a duros contrincantes como Bronstein y Keres), batió su propio récord jugando contra 250 tableros (226 victorias, 14 tablas y 10 derrotas) convirtiéndose finalmente en Gran Maestro Internacional. Verdaderamente fenomenal.

Keres-Najdorf en el torneo de candidatos de 1950.

De un carisma entrañable, Najdorf siguió siendo uno de los mejores jugadores de su tiempo, ganando varios torneos importantes como el de Mar del Plata y La Habana (en éste enfrentándose y ganándole a un Boris Spassky antes de conseguir el título mundial) entre 1961 y 1964. 9 veces campeón argentino, fue miembro también del equipo "Resto del Mundo" que se enfrentó a la Unión Soviética en 1970. Allí, haría tablas con un imponente Mijaíl Tal, donde también nacería una de sus frases más carismáticas: "Cuando Spassky te ofrece una pieza, deberías rendirte ahí mismo. Pero cuando Tal te ofrece una pieza, entonces harías bien en seguir jugando, pues al rato podría ofrecerte otra, y luego otra... ¿y quién sabe?". Tal por su parte reafirmaría eso con un "Existen dos tipos de sacrificios: los correctos, y los míos". 

Seguramente habrá sido demasiado duro enterarse luego de que acabase la guerra que su familia había sido asesinada, pero lejos de derrumbarlo, Najdorf siguió mostrando su lado más cariñoso. "No sé qué es más difícil, son dos cosas distintas -en referencia al ajedrez y el amor-, las dos cosas son hermosas, difíciles no. Sin amor no se puede vivir, yo no puedo vivir sin amor y tampoco puedo vivir sin ajedrez. El ajedrez es un juego precioso, bello. (...) y lo más interesante es que es infinito; las enormes combinaciones y posibilidades que hay, penetrar todos sus secretos... es siempre eterno, como la música. La música no tiene final. La diferencia es que el ajedrez es un juego que tiene su fin: termina cuando le dan mate. Es un juego noble. Yo no voy directo a matarte, yo te aviso, defendete. Porque no es un asalto, yo te aviso que te quiero dar mate. Y ahora sé que soy un criollo: doy mate y tomo mate.

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El "Mate" es una infusión hecha de hojas de yerba mate típica de regiones como Argentina, Uruguay, Paraguay y el sur de Brasil.

Miguel Najdorf fue uno de los que pudo darse el lujo de ganarle al mítico Bobby Fischer antes de que éste fuese campeón del mundo. Durante 1966 en Santa Mónica, California, se reunieron 8 de los más notables ajedrecistas de la época enfrentándose en dos rondas. Además, se enfrentó ante Petrosian (contra el que perdió), contra Spassky (tablas) y contra el maestro chileno René Letelier a quien venció. "Soy terriblemente nervioso. Solo el ajedrez me tranquiliza. Fuera del ajedrez no aguanto nada que me haga esperar. El ejercicio mental del ajedrez hizo que jamás supiese qué es tomar una aspirina". Y es que Miguel Najdorf hasta tiene una variante de la defensa siciliana con su nombre, la cual popularizó jugandola muchísimas veces (no solo él, sino campeones del mundo como Bobby Fischer y Garry Kaspárov). 

Najdorf-Fischer durante la copa Piatgorsky, Santa Mónica, 1966.

Sin dudas, la historia de éste fabuloso ajedrecista y maravilloso ser humano nos demuestra que ante tanto dolor, siempre se puede mantener una sonrisa y una filosofía de vida positiva. Éste es quizás el artículo que con más cariño escribo, ya que como latinoamericano (y sobre todo argentino) la figura de Najdorf es muy especial. No solamente porque hizo que creciera el amor por éste noble juego (como lo llamaba él) acá en el sur del continente, sino también porque es un ejemplo para todo aquel que desee adentrarse profesionalmente en los 64 escaques.