Es bien sabido que dentro del ajedrez, existen las composiciones o problemas. Situaciones fantasiosas dentro del tablero las cuales buscan o bien poner nuestro cerebro a prueba con ingeniosas jugadas, o también contar una historia dentro de él.
Aleksandr Petrov nació en el seno de una familia noble a inicios de 1800 en San Petersburgo, Rusia. De una infancia complicada por los tiempos tumultuosos en los que se encontraba su nación debido a las Guerras Napoleónicas, Aleksandr conoció el ajedrez y aquello cambiaría su vida para siempre. Considerado el primer maestro ruso, a los 36 años Petrov viajaría hacia Polonia, en ese entonces parte del Imperio Ruso, donde viviría hasta el día de su muerte en 1867. Notable ajedrecista y compositor, se conoce a la Defensa Rusa como Defensa Petrov en su honor debido a su exhaustivo análisis de la misma.
Posiblemente invadido por un sentimiento de patriotismo muy fuerte, Petrov plasmó en el tablero un fantástico problema. ¿Su nombre? La huida de Napoleón Bonaparte I de Moscú. Como bien el título indica, Petrov compuso una brillante obra en la cual representó la retirada del emperador francés de la capital rusa asediado constantemente por los bravos cosacos en 1812.
Para poner en situación a los que quizás no tengan claro el suceso: en 1812, debido a fuertes disputas entre el emperador francés Napoleón I y el zar Alejandro I de Rusia, el Le Grand Armée decidió realizar una campaña bélica sin precedentes: 700,000 hombres al mando de Napoleón penetraron en territorio ruso en busca de subyugar al zar. Así fue como los rusos, en vez de combatir, decidieron incendiar sus ciudades hasta el punto de dejarlas inutilizables y retirarse, mientras el avance enemigo continuaba y estos no poseían siquiera un lugar para refugiarse del crudo invierno. La marcha se detuvo en una desolada Moscú, completamente destruida y abandonada. Creyéndose vencedor pero sin techo alguno, Napoleón tuvo que retirarse y es en ese repliegue donde, tenaz e infatigable, la caballería rusa hostigó y masacró a las tropas francesas que contaron con casi 400,000 muertos.
Napoleón retirándose de Moscú. Foto: Wikipedia.
Es aquí donde Petrov nos presenta las piezas: el rey negro representa a Napoleón Bonaparte y la casilla b1, Moscú. Por el otro lado tenemos al rey blanco, representando a zar Alejandro I ya lejos de su capital y preparado para el contraataque. Debajo e intimidante, la dama blanca personifica al mariscal Mijaíl Kutuzov, dominando la gran diagonal que hace alusión al río Berézina. Finalmente, los dos grandes protagonistas de éste problema son los caballos blancos de e2 y f1, representando a los cosacos rusos que harán retroceder a Napoleón hasta París, representada por la casilla h8.
Pues bien: la coordinación de los caballos es esencial a la hora de dar jaques en este problema, ya que dependemos de la correcta combinación para que se cumpla el mate en 14 jugadas, en referencia a los 14 días que duró este asedio.
En este punto, la dama blanca podría dar un bonito mate en h1, lo que muchos critican del problema presentado por Petrov. Algunos sostienen que es un error que habría que omitir, pero otros afirman que está perfectamente calculado: evidentemente el mariscal Kutuzov pudo haber derrotado a las tropas francesas en la mitad de su recorrido, pero éste prefirió que la batalla final se librase lejos del territorio ruso. Debido a esa cuestión, le permitió a Napoleón y sus tropas cruzar el río Berézina con el fin de seguir hostigándolos hasta su propia frontera. Esta posibilidad de mate hace alusión a aquella circunstancia en la que a pesar de haber podido triunfar antes, se decidió acorralar al enemigo en su territorio arrebatándole posibilidad alguna de victoria.
En este punto, los caballos blancos han cumplido su cometido. Los temibles cosacos rusos lograron que Napoleón retroceda de una punta del tablero hacia la otra, acorralándolo en París definitivamente. Pero, si han podido observar, ya no tienen posibilidad de jaque alguno. Entonces, ¿como vence Alejandro I a Napoleón? Pues bien, dejándole paso al mariscal Kutuzov con un bello rey g2, jaque mate.
Sin dudas, una elegante manera de demostrarnos que dentro del tablero de ajedrez también pueden contarse fantásticas historias. El perfecto posicionamiento de las piezas logra que, ante los coordinados jaques con los caballos, el rey negro solo pueda moverse hacia una sola casilla construyendo así un pintoresco camino desde Moscú (b1) hasta París (h8). Otra notable forma de aprender historia junto a lo que más nos apasiona: un tablero de ajedrez.
Dibujo de Aleksandr Petrov. Foto: Wikipedia.